Destrucción en Horno de Cemento
Los hornos de cemento son básicamente unos cilindros giratorios forrados con ladrillos resistentes al calor. Varían de tamaño dependiendo del tipo del proceso para fabricar cemento, pueden alcanzar una longitud de 250 m y un diámetro de 8m. El material para proceso se alimenta en la parte elevada ó fría al final del horno. Al ir girando lentamente, el material va entrando ó subiendo hasta la parte caliente y ahí se queda horneándose a una temperatura superior a los 1200ºC. Los hornos de cemento funcionan con una operación a contra-flujo. Los gases de la combustión entran en la parte baja y caliente y fluyen hacia arriba, calentando el material del proceso en contra sentido los materiales bajan hacia la parte caliente y los gases combustibles suben a la parte fría. Los gases entonces pasan atravéz de los controles contaminantes antes de salir a la atmósfera. Estos dispositivos son unos precipitadores electrostáticos, con la función de remover las partículas entrelazadas en el torrente de gas antes de que estos sean liberados a la atmósfera. El proceso energético es intensivo y se utiliza para quemar combustibles contaminados y otras sustancias peligrosas.
Existen hornos de cemento, que
cuando son operados de manera correcta, pueden destruir casi la totalidad de
los compuestos orgánicos incluyendo PCBs debido a que la temperatura alcanzada
en la zona de quemado está por encima de los 1200ºC y el tiempo de
residencia de los compuestos alcanza hasta los 10 segundos.
La naturaleza
alcalina del proceso del horneado de cemento neutraliza todos
los gases ácidos formados por la destrucción de los CFCs. En general, casi
todos los hornos de cemento pueden tolerar la adición moderada de SAOs, pero
esto se tiene que evaluar según sea el caso. Pero en general, la concentración
máxima de flúor es de aproximadamente del 0.25% del material del proceso. El
límite teórico del cloro es de 0.015% del material para el proceso, pero se
estima que la tolerancia puede ser mayor.
Al igual que en el proceso de
destrucción por incineración en hornos cementeros, bajo estas
condiciones de temperatura las moléculas de CFCs son
transformadas a moléculas ácidas y sometidas a un lavado para
finalmente ser convertidas en sales.
La eficiencia de destrucción de esta
técnica es mayor al 99.998% y esta reconocida internacionalmente como
una tecnología de punta para la destrucción de sustancias
tóxicas o contaminantes.